Las
características botánicas de las plantas siempre han sido fuente de
inspiración. La forma de roseta la encontramos en la cultura
mesopotámica, en el Antiguo Egipto o en la Grecia Clásica como
motivo decorativo acompañando a esculturas o dibujos, principalmente
representando una flor cuyos pétalos se disponen en forma radial.
Sin embargo, como veremos en este artículo, las flores nos son la
única manifestación en roseta que poseen diversas especies
vegetales.
Echeveria
Es
el caso de las plantas suculentas del género Echeveria,
pues son sus carnosas hojas las que se disponen en roseta. De hecho,
es una hierba generalmente apreciada en decoración vegetal por la
belleza de sus hojas más que por la floración que presenta. No es
para menos, pues sus hojas de aspecto céreo presentan una coloración
que alberga desde el verde intenso al grisáceo y, en
ocasiones,
con el ápice acabado en una tonalidad rojiza o purpúrea.
La
magia de su forma radica en las matemáticas. La roseta de hojas
suculentas de la echeveria posee con
frecuencia una
disposición que sigue la secuencia numérica
descubierta por el matemático italiano
Leonardo
de Pisa
(Fibonacci).
También
conocida como “proporción áurea”, tal vez le confiera a la
roseta de echeveria equilibrio en su forma otorgándole
el valor ornamental tan apreciada en decoración de espacios verdes.
Las
echeverias son hierbas que durante el invierno pierden las hojas que
tienen más abajo, pero nosotros no lo apreciamos en el día a día
porque surgen unas nuevas procedentes de su meristemo apical
manteniendo constantemente el aspecto de roseta que las ha hecho
populares. Es en estos diseños decorativos con plantas donde la
podemos encontrar aislada, resaltando su belleza, o en conjunto
formado una masa arbustiva que puede ocupar desde una jardinera a una
rocalla en el jardín.
Los
cuidados de las echeverias no son complejos porque es un tipo de
planta con un nivel de necesidades bajo. Al ser una suculenta, se
adapta bien a la sequía y puede soportar periodos prolongados sin
riego. Lo ideal es regar aproximadamente una vez al mes durante la
época fría del año y disminuiremos el espacio de tiempo para el
aporte agua de entre siete a diez días, en función de la
temperatura y humedad local, durante los meses cálidos. Si además
le añadimos una buena iluminación y un aporte moderado de abono
crecerá con vigor.
Otro
aspecto interesante a tener en cuenta para cultivar echeveria en casa
es la facilidad de muchas de sus especies para propagarse por medios
vegetativos. Basta con cortar algunas de sus hojas. Elegiremos para
esta actividad aquellas hojas que observemos sanas, desarrolladas
pero no las más bajas de la roseta porque serán demasiado viejas y
puede complicar el éxito de la propagación.
Una
vez que hayamos elegido las hojas, las despegaremos con cuidado para
no dañarlas y las colocaremos en un papel absorbente con buena
iluminación hasta que cicatricen. No todas las hojas lograran
superar este proceso y se marchitaran lo cual es normal. Simplemente
las descartaremos. Finalmente, las hojas de echeveria que consigan
cicatrizar debemos acostarlas por el lado del envés sobre sustrato
húmedo y en un contenedor que habremos preparado previamente para
evacuar con
facilidad el
agua de riego. Con
el tiempo generará hijuelos que acabaran por conformar una nueva
roseta de echeveria.
Bandeja
de plantas suculentas
Imagen de amazonite en pixabay
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